“Ellos
son una banda en un millón; Las canciones son las más grandes que hay; El álbum
es “Marquee Moon”. Estas fueron las alabanzas que el prestigioso periodista
británico Nick Kent usó para referirse al álbum debut de Television, el (hoy)
casi olvidado grupo de Tom Verlaine y compañía.
Resulta
imposible referirse a Television sin enmarcarlo dentro de su hábitat natural.
Veamos: New York, a mediados de los 70. Estaban en el lugar y momento
adecuados. Fueron ellos los primeros en hacer germinar esa poderosa magia
neoyorquina, con sus primeros y notables conciertos en la sala CBGB, hogar
dónde luego se radicarían Patti Smith, Blondie, Talking Heads y Ramones.
Pero
la propuesta de Television iba mucho más allá que la de sus contemporáneos: Tom
Verlaine, Fred Smith (quien sustituyó a Richard Hell en el bajo), Billy Ficca y
Richard Lloyd llevaban largos años ensayando 6 horas diarias de lunes a sábado,
por lo que a la hora de entrar al escenario y al estudio de grabación la compenetración
ya era perfecta. Y Tom Verlaine sabía el sonido que estaba buscando.
Para
su disco debut, Verlaine buscó a Andy Johns como productor e ingeniero de
sonido. Cuando Johns llegó, comprobó que faltaban equipos, ante lo cual
Verlaine le explicó que dicho material no estaba, porque él quería lograr un
sonido limpio. La respuesta de Johns fue de antología “¡Ah! Quieres esa cosa
neoyorquina, esa cosa de la Velvet (Underground)…”
En
“Marquee Moon”, Verlaine y Lloyd sencillamente no borraron el pasado de la guitarra.
Solo presionaron “reset”. Durante todo el disco, ambos crearon pasajes de
indudable belleza para las seis cuerdas,
cruzándose de ida y vuelta a cada momento y con unos solos que te quitaban el
hipo. Todo matizado con la precisión de Smith y los ritmos de Billy Ficca en
las baquetas. Y están ahí para demostrarlo desde “I see no evil”, “Venus”,
“Prove it”, “Friction” y por supuesto, el célebre corte que da título al álbum.
Mismo álbum que apenas se vendió, pero que dejó a la crítica con una sonrisa de
oreja a oreja.
La
andadura de Television duraría poco más, ya que el grupo se desmanteló luego de
“Adventure”, un buen segundo disco, pero pálido al lado de tan digno comienzo.
Pero Television ya le había puesto la mejor banda de sonido posible a la bullente
energía de la Gran Manzana.