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martes, 29 de julio de 2014

The Clash "London calling"



Los finales de los 70 eran una mala época para The Clash. El cuerpo del punk se pudría sin remedio, y antes que auto condenarse decidieron darle el tiro de gracia, como medio de liberar su esencia y su espíritu. La irresistible curiosidad  de sus miembros haría el resto. ¿Cómo lo hicieron? Para no perder el espíritu de combate, su productor fue Guy Stevens. ¿Qué hicieron? Sacaron por plancha uno de los mejores discos de la historia.
“London Calling”, editado en 1979, convierte a The Clash en la única banda que importa. El álbum punk por excelencia no falla ni siquiera en la icónica portada: el estilo del título remitía al disco debut del Rey Elvis Presley y la foto de Paul Simonon haciendo bolsa su bajo Fender Precission exuda la rabia del momento. El tema que da nombre al disco es un directo llamado a las armas y sus guitarrazos son verdadera munición gruesa;  “Guns of Brixton” perfectamente podría ser cantada en una protesta callejera; “Death or Glory” y “Revolution Rock” son auténticas declaraciones de principios;  “Spanish Bombs” es más para una  barricada que para un recital; “Brand New Cadillac” le da una vuelta de tuerca al rockabilly y junto al resto del álbum demuestra que el R&B, el pop, el reggae y todas las músicas pueden sonar como rock puro si se cantan con la convicción necesaria. Súmele el impecable “Train in vain” como broche de oro y que se obtiene: un clásico imperecedero, abierto a todas las posibilidades y rebosante por completo de la más pura ira punk.
Más allá de toda la influencia que dejó, “London Calling” fue una real victoria del instinto de supervivencia: era frecuente que Guy Stevens apareciera borracho a las sesiones de grabación, arrojándole botellazos al grupo; Disgustado por un acople del bajo, lanzó una escalera que de milagro no le rompe la cabeza a Paul Simonon; El grupo quería tocar esas delicadas melodías que les quemaban las manos…Stevens destrozó a hachazos las cuerdas del piano. Con frecuencia los insultos y los sillazos volaban por el estudio…Y ahí se aprecia la tremenda voluntad y determinación de The Clash. Terminar la grabación significaba descartar la muerte: y entonces, solo quedaba la gloria.
Con “London Calling”, The Clash le cantaron a una revolución que nunca llegó. Y dejaron plasmada de manera única y magnífica esa especial magia de sus miembros y ese inexplicable arco de estilos que se llamó, sencillamente, The Clash.