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sábado, 2 de agosto de 2014

Creedence Clearwater Revival "Green river"

1969 fue un año frenético para Creedence Clearwater Revival: sacaron por plancha 3 álbumes excelentes y al hilo (“Bayou Country”, “Green River” y “Willy and the poor boys”) y dejaron el listón tan alto que lo que vino después (excesos, peleas internas y un largo etc.) solo serviría para eternizar su leyenda y el mito tras tan enigmático nombre.
El rock sureño vivía días fabulosos: The Allman Brothers Band ascendía velozmente, Lynyrd Skynyrd también iniciaba su cuesta arriba, The Band flotaban por sobre sus posibilidades…Y CCR eran la guinda de la torta, con su fama sustentada en una fenomenal discografía para una (lamentablemente) muy corta carrera.
En sus inicios y parapetado bajo diversos nombre, CCR buscaba una orientación musical acorde con la Nueva Ola Inglesa. Y después del inevitable llamado a las filas para John Fogerty y Doug “Cosmo” Clifford, la reunión con Tom Fogerty y Stu Cook indicaría que, para encontrar su lugar en el mundo, CCR debía echar una ojeada hacia el alma y el corazón de U.S.A. Y miraron hacia el sur…
Su impecable debut solo hacia augurar tiempos mejores; Con “Bayou Country” se destacaron tanto del resto de los mortales que para cuando “Green River” fue editado, se escaparon de una vez y para siempre del pelotón.
Porque, entre todos los impecables discos de CCR, fue en “Green River” dónde la banda dio rienda suelta a su creatividad. Y por varios motivos. Lo suyo era música de real calidad y de una identidad propia, porque John Fogerty sabía lo que estaba haciendo, porque tenían a un baterista que estiraba bien los brazos y contaban con un bajista que sabía tocar. Sus letras no hablaban de mística oriental, sino que  todo era con los pies en la tierra, aunque para CCR su tierra natal fuera un lugar para nada sencillo. Como en su fenomenal corte homónimo, dónde Fogerty canta a ese río puro e impoluto “que me hace recordar cosas que no sé”, dónde las vírgenes bailan descalzas y los sapos llaman tu nombre. O como en el éxito de “Bad Moon Rising” o en la reivindicatoria “Lodi”, con sus tintes de denuncia en los momentos en que Vietnam arrasaba y quemaba las conciencias norteamericanas.
Pero nada es para siempre, todo es para nunca: la vida de CCR se estiraría solo por unos pocos años más. Pero el legado ya estaba escrito. El rock había recibido una buena dosis de aire fresco. Ya había recuperado el músculo y el nervio. Y ninguna banda volvería a sonar tan valiente y decidida como CCR…