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sábado, 2 de agosto de 2014

Joy Division "Unknown pleasures"- "Closer"




El 18 de mayo de 1980, Ian Curtis, el torturado vocalista de Joy Division, sobrepasado por sus problemas maritales, mentales y de salud, se suicidó colgándose en la cocina de su casa en Macclesfield, Manchester. Rotundo punto final para la corta e intensa crónica de Joy Division, una banda nacida para la grandeza, y que terminó convirtiéndose en ausencia, mito y leyenda.
Y es que Ian Curtis, tras su tímida fachada de obrero del norte, era un gran vocalista, mejor letrista, pensador original… Como decía su viuda Deborah Woodruff “En ese sentido es una gran pérdida, sus letras son tan buenas… ¿te imaginas si hubiera escrito una novela?” Ian, el joven que se casó empinándose apenas sobre los 18 años, el que trabajó como un esclavo para mantener a su familia; El fanático del rock, enamorado de The Stooges, The Velvet Underground, Nick Drake; Quien adoraba a Hermann Hesse y a William Burroughs…
Pero en su fuero interno, Ian Curtis atravesaba el infierno: cuando Joy Division, después de tanto esfuerzo y sudor, comenzaba su ascenso, empezó a sufrir una verdadera pesadilla, reflejada en una violenta epilepsia: los ataques eran cada vez más frecuentes y  muchas veces obligaba a suspender conciertos, los cuales terminaban en el caos más absoluto; Y se sumaría un factor que tornaría incontrolable su enfermedad: En Bélgica, Ian conoce a Annik Honoré. Lo que comenzó como un romance de carretera terminaría hundiendo en la depresión al joven vocalista, quien era casado y tenía una hija. Con su matrimonio deshecho, sufriendo una profunda depresión, superado por su enfermedad y el stress del incipiente estrellato, Ian caminó hacia su cocina ese fatídico 18 de mayo.
Martin Hannett, productor de los álbumes de Joy Division,  lo resumió así “Preferiría que Ian todavía estuviese vivo, pero fue perfecto”. Y es que todos los esfuerzos de la banda y de Hannett dieron como resultado un testamento definitivo, que le dio un punto de partida a bandas tan importantes como Bauhaus o The Cure. Hay rabia punk en el debut “Unknown Pleasures”, solo que llevado hacia emociones más complejas, como el abandono, la soledad y los paisajes urbanos; y en el profético “Closer”, las canciones son presagios de la triste suerte que le espera a Ian. Dice Peter Hook “La gran tragedia de la muerte de Ian es que quería ser famoso y ahora se lo ha perdido por un par de semanas”.
El trío superviviente encontró vida en la pérdida, al fundar New Order. Se hicieron ricos y famosos y llenaron estadios; Pero nunca lograron apagar ni mucho menos compensar la temprana partida de Ian Curtis, quien a más de 30 años de su  muerte, aún los mantiene vigentes con el extinto Joy Division…