El
18 de mayo de 1980, Ian Curtis, el torturado vocalista de Joy Division, sobrepasado
por sus problemas maritales, mentales y de salud, se suicidó colgándose en la
cocina de su casa en Macclesfield, Manchester. Rotundo punto final para la
corta e intensa crónica de Joy Division, una banda nacida para la grandeza, y
que terminó convirtiéndose en ausencia, mito y leyenda.
Y
es que Ian Curtis, tras su tímida fachada de obrero del norte, era un gran
vocalista, mejor letrista, pensador original… Como decía su viuda Deborah
Woodruff “En ese sentido es una gran pérdida, sus letras son tan buenas… ¿te
imaginas si hubiera escrito una novela?” Ian, el joven que se casó empinándose
apenas sobre los 18 años, el que trabajó como un esclavo para mantener a su
familia; El fanático del rock, enamorado de The Stooges, The Velvet
Underground, Nick Drake; Quien adoraba a Hermann Hesse y a William Burroughs…
Pero
en su fuero interno, Ian Curtis atravesaba el infierno: cuando Joy Division,
después de tanto esfuerzo y sudor, comenzaba su ascenso, empezó a sufrir una
verdadera pesadilla, reflejada en una violenta epilepsia: los ataques eran cada
vez más frecuentes y muchas veces
obligaba a suspender conciertos, los cuales terminaban en el caos más absoluto;
Y se sumaría un factor que tornaría incontrolable su enfermedad: En Bélgica,
Ian conoce a Annik Honoré. Lo que comenzó como un romance de carretera
terminaría hundiendo en la depresión al joven vocalista, quien era casado y tenía
una hija. Con su matrimonio deshecho, sufriendo una profunda depresión,
superado por su enfermedad y el stress del incipiente estrellato, Ian caminó
hacia su cocina ese fatídico 18 de mayo.
Martin
Hannett, productor de los álbumes de Joy Division, lo resumió así “Preferiría que Ian todavía
estuviese vivo, pero fue perfecto”. Y es que todos los esfuerzos de la banda y
de Hannett dieron como resultado un testamento definitivo, que le dio un punto
de partida a bandas tan importantes como Bauhaus o The Cure. Hay rabia punk en
el debut “Unknown Pleasures”, solo que llevado hacia emociones más complejas,
como el abandono, la soledad y los paisajes urbanos; y en el profético
“Closer”, las canciones son presagios de la triste suerte que le espera a Ian.
Dice Peter Hook “La gran tragedia de la muerte de Ian es que quería ser famoso
y ahora se lo ha perdido por un par de semanas”.
El
trío superviviente encontró vida en la pérdida, al fundar New Order. Se
hicieron ricos y famosos y llenaron estadios; Pero nunca lograron apagar ni
mucho menos compensar la temprana partida de Ian Curtis, quien a más de 30 años
de su muerte, aún los mantiene vigentes
con el extinto Joy Division…