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sábado, 16 de agosto de 2014

Depeche Mode "101"


En aquellos finales de los 80, las cosas marchaban viento en popa para Depeche Mode: Habían superado con éxito un tímido comienzo y con “Black Celebration” ya apuntaban lo que venía. “Music for the masses” los había catapultado al estrellato y lo que necesitaban era un disco que captara toda la magia y la energía de sus conciertos. ¿El resultado? No les pudo salir mejor. “101”, el disco doble grabado el 18 de junio de 1988 en el Pasadena Rose Bowl, captó la esencia definitiva de la banda y transformó a Depeche Mode en la banda más poderosa del momento.
El llamado “Tour for the masses” y su concierto nº 101 resultarían ideales para mostrar al resto del mundo el poderío que exhibía Depeche Mode en sus directos. Y es que de principio a fin, “101” simplemente no falla. Cada tema suena tan bien que, con un par de escuchas, el oyente (muchas veces) termina prefiriendo las versiones de este majestuoso disco en lugar de las tomas originales.
“Pimpf” abre el disco, augurando lo que vendrá. “Behind the Wheel” es todo  nervio y tensión, mientras “Strangelove” reasume su condición de canción estrella de “Music for the masses”. Canciones como “Something to do”, “Master and servant”, “Pleasure little treasure” y la saltarina “Just can´ get enough” reciben un nuevo tratamiento de manos de Alan Wilder, y “Black celebration” nos devuelve a aguas góticas solo que usando un ritmo con aún más clase. “People are people” suena tan fresca como cuando fue editada en “Some great reward”, “A question of time” es ritmo puro y energía desbordante, mientras “Never let me down again”, la otra canción estrella de “Music…” hace que levantes los brazos mientras suena su potencia. El disco cierra con “Everything counts”, que suena tranquila y emotiva, un broche ideal para un disco de excepción.
Para cuando “101” fue lanzado al mercado, el mundo se dio cuenta de que Martin Gore era un magnífico compositor, que Alan Wilder era un talentoso arreglista y que Andrew Fletcher era un músico más que competente. Y todos querían ser Dave Gahan. No es poco.
En el futuro cercano, las cosas se pondrían incluso mejor para Depeche Mode. Para el paréntesis de descanso tras el agotador “Tour for the masses”, ya se cocinaba en el seno de la banda el magnífico “Violator” para muchos la cúspide musical de los de Basildon. Y aunque eso sea ya otra historia, conviene siempre recordar el momento cumbre del Pasadena Rose Bowl. Y agitar nuevamente los brazos con su sonido.