El
Sur de los Estados Unidos, un lugar de contrastes: dónde conviven pocos ricos y
muchos pobres, los magnates del petróleo y la marginada “White Trash”; Dónde
encuentras una Iglesia en una esquina y un bar en la otra, Dios y el diablo a
escasos metros de distancia y con muchas, demasiadas cosas por medio. En este
lugar especial, mucho más que un espacio geográfico, dónde la gente jura que los confederados ganaron la
Guerra Civil, se alzó como la mezcla más pura de poderosas influencias y
estilos una nueva definición dentro del espectro musical: el rock sureño.
Creedence Clearwater Revival fueron los primeros en hacer de él un estandarte;
The Doobie Brothers mantuvieron la llama ardiendo con intensidad ; Lynyrd
Skynyrd brillaron con luces propias, dando una nueva vuelta de tuerca a las
cosas; Pero el grupo que mejor trascendió al estilo del Sur americano y que
cautivó desde los puristas a los innovadores del género, fueron The Allman
Brothers Band, la banda surgida en Macon, Georgia, y que tenía centrado su
núcleo en las altísimas capacidades compositivas del dúo conformado por Duane y
Gregg Allman.
Para
cuando su álbum homónimo fue lanzado al mercado, Allman Brothers ya venía
funcionando hacía ya algunos años y surgiendo lenta, pero firmemente en la
nueva escena musical. Duane alternaba sus obligaciones como músico de sesión
con las de su banda y Gregg era el ancla que unía al formidable combo de
músicos que conformaban la banda: Dickey Betts, Jai Johanny Johanson, Butch Trucks y Berry Oakley
despuntaban de igual a igual que los hermanos Allman, en especial, cuando se
prodigaban en esas formidables “Jams”, el terreno de la inspiración, la
intuición y el talento puro dónde mejor se movían los de Macon.
Brillan
en este inspirado debut la pujanza rítmica de “Black Hearted Woman”, el lamento
sureño de “Dreams” y, cómo no, “Whipping Post”, transformado en pieza obligada
en cada concierto de la banda. Misma banda que, aún en proceso de levantada,
sufre la prematura muerte de Duane Allman en un accidente de motocicleta; Berry
Oakley también moriría a un año de distancia, en las mismas circunstancias y a
escasos metros de dónde murió su mentor y amigo.
No
sería el final para The Allman Brothers Band, pero la partida de Duane y Berry,
sin ser compensada jamás, añadiría el ingrediente de tragedia para entrar en la
leyenda. Algo lógico: Estamos hablando del Sur Americano y de la estrella musical más rutilante de la
bandera confederada.